martes, 23 de febrero de 2010

POEMAS AMAZÓNICOS

No son corridos del paraíso, es dejando el paraíso con enredaderas madreselva bajo los pies. Atascado en humedales, recorriendo paisajes yermos, cuerpo de mujer enraizado. Ella es a todas luces la eterna acompañante que como una nube es guía e imán, difícil de saber en este paroxismo si se viene o se va. Y se revela la primigenia rebatinga cósmica, sentencia última que es la voluntad humana —el verdadero amor—, y el sentenciado esta vez sí el perpetuo y omnímodo Dios. La civilización se trasluce inscrita, autoexiliada en la espesura de los siglos, vociferante y estentórea grita como un Tarzán que se niega a sucumbir. Es el llamado de la selva desnudo en un lenguaje profundamente amoroso.

martes, 19 de mayo de 2009

Río

La vida es un río, tú eres ese río y yo estoy dentro de ti.

miércoles, 29 de abril de 2009

Niebla

Amor, tú me impresionas como huellas en la arena.
No son los signos fabulosos de los tiempos, o Dios y los astros, sino tú, tu genial personalidad que se ha acercado sutil como la ola.
Acabé náufrago en la playa y como una nube serena te has posado encima, terciopelo azul, aire que me acaricia, agua trasformada en llovizna, rocío que inunda las cuencas de los ojos vacíos, furia intempestiva que se abate en varios frentes, relámpagos en los extremos que echan chispas, solícita quietud en el hueco de tus manos…
Tierra, mujer, agua, estoy confundido.
Mujer combativa me amamantas, me arrodillo.
No me llamaste flojo sino herido...
Viajas lejos.
Fresca suavidad que envuelve y detiene el tiempo,
tu beso en la boca mía.

domingo, 12 de abril de 2009

Dejando el paraíso

Domingo de Resurrección, 12 de abril de 2009


Mujer eres como ninguna, me diste de comer del fruto prohibido, tu amor.
Fui ciego y besaste mis parpados cansados. Desperté del demencial embrujo y de la fatigosa ensoñación de Dios...
Más en mis venas corres, al corazón enciendes.
Me enervas, dicen que me envenenas:
—Animales, bestias, yo estaba encorvado y herido, no era mejor que ustedes —, me libera. Y al besarme vuelo, lo veo todo. Estamos erguidos mujer, mujer inalcanzable, eres alta, me acompañas, me elevas.

jueves, 9 de abril de 2009

Persecución

La hasta ahora inalcanzable, si acaso rozable.
Que dicha será rozar,
poseer tus labios y acariciar tus piernas que se acercan corriendo,
el aire lo hace.
 
Aires cuaresmales: ¡Bendita la que viene!
En la vigilia te aproximas,
en el horizonte, saeta.

Filtrarme hasta tus pulmones,
revolotear en todas tus vellosidades.
Estrellarme,
evaporándome contigo para formar densas nebulosas y constelaciones.

A tu piel pegarme hasta donde se pueda.
Te persigo mujer: —Mujer inalcanzable te respiro —.

De las alturas tu blancura y frialdad,
divina te hacen.
Ojos de cielo,
luz del paisaje,
radiante,
defecto entrañable...

Soy la negritud que asciende,
el tufo de la tierra caliente,
ámame.
 
Te envolveré para darte mi calor.
Flor primaveral,
otoñal en tu país: florece.

lunes, 23 de marzo de 2009

Náufrago

Soy el náufrago de una gran tormenta. Escuché el canto de las sirenas, encallé; y aquí estoy en tu isla, ¿Circe?

domingo, 22 de marzo de 2009

Amazona

Sábado 21 de febrero

Comprendo muy bien cuando dices que vas hasta el final. Esa es la única manera de avanzar con certeza y no hundirte en el pantano, elevar tan alto el deseo, darlo todo sin guardar nada para el retorno. Solamente así, sin incertidumbres y con un mapa, es posible cruzar el Amazonas. ¡Dios mío yo no quisiera nada más! ¡Así te quiero! ¡Te quiero toda! No me pidas consideraciones y que me calle o que me sienta en la banca del parque a reflexionar y ver pasar el mundo, no soy como tú, mi mente me puede paralizar por tantas precauciones. En cambio, las palabras, temerarias, me arrastran como el anzuelo al pez. Entiende al valiente. Si digo lo haré aunque me gane todo el oprobio del mundo y acabe colgado, desnudo, por desconsiderado, nada me importa. Si te obtengo lo habré ganado todo, pero si te pierdo… ¡No, solamente se pierde lo que se tiene! Y yo solamente tengo un corazón palpitante: toma, es la manzana primigenia, come sin pensar.

Saber que piensas en mí me hincha el pecho como a un gallo despertador lo hinchan sus pulmones.


Aterricé en medio de la selva virgen, ¿fue un sueño? ¡Qué importa, no quiero salir, me hundo! Iré en cada paso hacia el alma, eso me dicta el mapa. Que delicioso terror llegar hasta el límite, sentir que lo pierdes todo, que lo ganas todo.

Mis palabras no son campanadas de auxilio: penetración, incertidumbre. ¿Quieres que pare? No sé si pueda. ¿Alto? No estoy hecho para parar sino para seguir aunque me estrelle...


Yo mismo me siento atrapado por esa nube negra que dices. Es negra por tantas palabras encerradas que explotan. Es el Amazonas oscuro, denso, brioso de vida, ¿sabías que todos los colores forman el negro y también el blanco? No te espantes, mi oscuridad no es de la que mata, da vida. ¿No sientes mi corazón sangrante y palpitante? No quiero quitarte nada sino darte. Toma, aquí está mi sangre, mi cuerpo, come. Yo para esto nací, para darte, para germinarte.